Hace un par de años debatía con
algunos compañeros de profesión (informáticos, muchos de los cuales estábamos
de una u otra forma vinculados al sector financiero) sobre la evolución de las
TIC en entidades financieras.
Analizamos lo que nos parecían los
‘Early Warning Indicators’ más relevantes en aquel momento:
1) El deterioro de los activos asociados a la crisis
financiera y económica obligaba a las entidades a destinar recursos para
fortalecer los maltrechos balances, al
mismo tiempo que desde el punto de vista de cuenta de resultados se imponían
políticas de austeridad y reducción de costes.
Estas políticas drenaban los
presupuestos de los responsables de sistemas, pasando su evolución y renovación
a un segundo plano. El paso del tiempo no hizo más que incrementar el gap,
respecto a tecnologías de sistemas y modelos de negocio emergentes. Era pues
una cuestión de tiempo que los responsables tuvieran que afrontar la reducción
de este gap tarde o temprano.
2) Aspectos de mercado. El deterioro de la imagen general
del sector, el deterioro de la reputación de marcas financieras en particular,
los costes por servicios, predisponían a los usuarios a escuchar propuestas de
nuevos canales de pago, nuevos vehículos para mover el dinero y nuevas
propuestas respecto instrumentos de ahorro y de financiación.
3) Y debido a estos elementos, se destilaba la amenaza de
nuevos entrantes. Aunque hoy es ya un hecho innegable, en aquel momento, algunas de las personas con
las que tuve la ocasión de comentar estos temas no parecían tomarse en serio
los primeros síntomas. Muchos sin embargo, veíamos imparable el hecho de que el
negocio dejaría pronto de ser un coto exclusivo de bancos y cajas. Compañías
intensivas en el uso de la tecnología, con inmensas bases de datos de usuarios
y una enorme capacidad financiera ya estaban interpretando correctamente la
situación.
Actualmente las Tecnologías de
Información y Comunicación en las Entidades Financieras, se encuentran en plena
evolución. No solo desde el punto de vista de la tecnología, sino también de
las personas y las competencias necesarias para liderar su alineamiento con el
negocio y su papel estratégico en la transformación del sector.
Nuevos programas de formación,
nuevos paradigmas tecnológicos, nuevas estrategias de defensa frente a nuevos
entrantes, hacen bullir en la actualidad los foros que se ocupan de estos
aspectos, de interesantísimos debates y que recomiendo a todos los que nos
interesa la profesión y su evolución.
Constatadas muchas de las
predicciones que hacíamos en aquellos debates a los que hacía mención al inicio
de este artículo, hora es de renovar nuestra visión medio-largo plazo, de
interpretar los actuales ‘Early Warning Indicators’. Mi opinión es que un elemento
competitivo clave sobre el que las nuevas tecnologías aportaran
transformaciones radicales en los próximos tiempos será sobre la capacidad de
incidir en el par Rentabilidad-Riesgo en las operaciones de activo. Comentaré
de forma específica este punto en un próximo artículo.