Esta situación contrasta con países como Estados Unidos, pero también con ejemplos mucho más cercanos como Alemania, Inglaterra, Francia o Italia, en los que las familias, ahorradores e inversores no especializados establecen una estructura de sus carteras más diversificada utilizando un mayor número de productos financieros.
La
situación es similar en el caso de la financiación empresarial, donde la gran
mayoría de ellas nunca se había planteado financiarse en los mercados de
capital (siendo la bolsa o los mercados bursátiles secundarios, los más
conocidos, aunque no los únicos). Este conservadurismo estaba además
incentivado porque los bancos garantizaban a las empresas toda la financiación
que necesitaran. Obviamente, esta situación ha cambiado de forma radical.
Algunas
de las compañías con más éxito de nuestro país, vieron claro hace ya tiempo que
la financiación bancaria, pese a su relativa facilidad de disposición no era la
opción a seguir y tomaron la vía de los mercados de capitales. Tal es el caso
de Inditex o Grifols, cuyo tremendo éxito actual (tanto en su proyección como
en la estructura financiera de sus balances) se fundamenta en la construcción de un modelo
de negocio escalable y de éxito y en su crecimiento financiado en los mercados
de capitales.
No
es posible generalizar si es mejor o no financiarse a través de deuda o
capital, ya que la mejor estrategia de financiación de una compañía depende del
tipo y cuantía de inversiones y de su estructura financiera y patrimonial
actual. Sin embargo el acceso a los mercados de capitales obliga a las compañías
a adoptar de forma irrenunciable praxis de transparencia, excelencia en la
gestión y rigurosidad en la aplicación de recursos. Pero además hay que
considerar la estructura financiera de la compañía. La deuda es infinitamente más
rígida que el capital y por tanto superar una crisis de deuda supone una
dificultad mucho mayor que superar una de capital. Esto en España lo sabemos
bien.
En
definitiva, cabe preveer a medio plazo una evolución en nuestro país en la
forma en que las empresas financian sus proyectos y negocios y en la forma en
la que las familias, ahorradores e inversores configuran sus recursos
financieros.
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