La productividad es importante porque según
estudios de series históricas es el indicador que a largo plazo determina la
prosperidad y estado de bienestar de una sociedad, mucho más que otros
indicadores como el PIB, la balanza comercial o el nivel de déficit. Digamos
que es un indicador que ‘juega en otra liga’. Os recomiendo consultar las
reflexiones del profesor Antón Costas, catedrático de economía de la UB y reputado economista y
empresario de quien provienen las ideas que expongo aquí.
Pongamos el concepto en contexto español, donde se
dice que tenemos un problema de productividad. Desde el año 2000 hasta el 2011
y segmentando la actividad empresarial, en España la productividad se ha
incrementado un 2% (industria) un 3% (turismo) un 0,8% (Servicios de mercado) y
un -0,5% (Construcción y promoción inmobiliaria). Parece por tanto que tenemos
al malo de la película…Sin embargo si tomamos en consideración la contribución
de cada una de estas actividades a nuestro PIB, el sector de servicios de
mercado es, con diferencia, el que más suma. Por tanto, no es correcto (o
exacto) que ‘la baja productividad tiene sus bases en una economía
excesivamente basada en la promoción inmobiliaria’. Esto debería ser, cuando menos, cuestionado.
Por otro lado si comparamos la productividad de
nuestro tejido empresarial con el de, por ejemplo Alemania, podemos afirmar que
nuestra productividad es menor. Pero si esta comparación la hacemos teniendo en
cuenta el tamaño de las empresas (microempresas, PYMES, y grandes) vemos que
las grandes empresas son, en realidad, tanto o más competitivas que las
alemanas (Datos objetivos).
Por tanto la tesis es que más que un problema de
productividad tenemos un problema de raquitismo
empresarial.
Voy ya a las conclusiones. Si ponemos en un gráfico
en el que el eje de abscisas el nivel de facturación y en el de ordenadas el
número de empresas españolas, sale lo que esperaríamos, una curva decreciente
cóncava conforme se incrementa el nivel de facturación… Con una excepción, en
torno a una facturación correspondiente a los 6 millones de euros se dispara el
número de empresas, para luego caer drásticamente cuando se supera este valor.
En definitiva, algo tiene nuestra legislación (y
también nuestra moral y cultura empresarial) que hace que al llegar a esta
cifra de negocio, el empresario se ve desincentivado por el crecimiento y
prefiere o bien crear nuevas empresas o bien escindir la suya. No he
investigado que sucede sobre esta cifra, pero me gustaría hacerlo. ¿Alguna
Idea?
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