jueves, 23 de mayo de 2013

Autoconsumo FotoVoltaico a Balance Neto


Avances continuos en la tecnología Fotovoltaica están aportando una sostenida reducción de costes y al mismo tiempo un incremento de la eficiencia de las placas solares. Sin embargo, en el ámbito doméstico un tema crucial es la regulación del llamado autoconsumo a Balance Neto. A simple vista la idea es bien sencilla: Si tengo en mi edificio una instalación fotovoltaica que puntualmente genera más electricidad de la que puedo consumir de forma instantánea, puedo volcar el exceso de energía a la red eléctrica de manera que puedo utilizar esta electricidad cuando mi instalación no produzca. La electricidad que consumo de la red hasta que alcance los KWatios de exceso que he suministrado me sale ‘gratis’, pagando lógicamente unos costes por el uso de red y el peaje de utilización diferida.
 
Este tipo de modelos de autoconsumo, me hace inmediatamente pensar en la ‘Democratización de la Energía’ que promueve la obra de Rifkin La Tercera Revolución Industrial, sobre la que escribí este post hace un tiempo.
 
Energía más limpia, más barata, dinamización de un sector con potencial, creación de puestos de trabajo, desarrollo de nuevos modelos y nuevas industrias…No puede ser tan fácil.
 
Efectivamente, nunca lo es. La aprobación del real decreto que debe regular el consumo eléctrico FV a Balance Neto sigue demorándose. Se conocen los aspectos fundamentales de este real decreto, que regula el  modelo, pero no se concretan cuantitativamente los costes del servicio de balance neto, ni del coste de la energía consumida cuando esta  es superior a la suministrada en el período de balance (1 año en el borrador), entre otros detalles. Este es un aspecto determinante para que este modelo se extienda, esto es, para que la inversión inicial de la instalación resulte atractiva y económicamente viable para el consumidor.
 
El desarrollo de un modelo de producción, uso y distribución de energía con gran potencial que se extiende ya con fuerza en otros países de la unión europea-y con mucho menos sol que en España- se enfrenta con algunos detalles ‘menores’ como los intereses del oligopolio energético actual, los lobbys de poder de las grandes compañías eléctricas, el déficit de tarifa eléctrica y las grandes inversiones realizadas por estas compañías en centrales de ciclo combinado, que hoy por hoy están funcionando muy por debajo de su capacidad nominal.
 
Los gobiernos deben adoptar las mejores decisiones para el bien común, la sostenibilidad a largo plazo y avanzar en independencia energética. Y las grandes empresas energéticas pensar también en clave de futuro y comenzar a replantear sus modelos de negocio.
 
Les deseo máxima inspiración y sentido de estado…

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